Hoy entrevistamos a Chris LLoyd

Hoy os acercamos una entrevista con Chris Lloyd, un novelista apasionado del género negro y la Segunda Guerra Mundial. Nacido en Gales, tras graduarse en español y francés, partió desde Cardiff con destino a Cataluña, donde permaneció por veinte años. Ha vivido en Grenoble, donde investigó el papel de la Resistencia francesa así como en Madrid y el País Vasco. Ganador del prestigioso galardón HWA Gold Crown a la mejor novela histórica del año por «Los Olvidados» (el primer libro de la serie), fue preseleccionado para el premio CWA Historical Dagger a la mejor novela policiaca histórica. Entre sus obras destacan La ciudad de la buena muerte o la Ciudad de las Almas Ahogadas. Réquiem por París, editado por Principal de los Libros, aborda una investigación policial en plena ocupación germana. A lo largo de las páginas, el detective Eddie Giral, mantendrá un emocionante equilibrio entre su trabajo y la cada vez más asfixiante vigilancia ejercida por los oficiales alemanes y los miembros de la Gestapo.

La primera pregunta es obligada. ¿Cuándo te empezó a interesar la Segunda Guerra Mundial?

La Segunda Guerra Mundial siempre ha estado presente en mi vida. Mis padres, mi familia, sus amigos, los profesores de instituto, etc la vivieron. Recuerdo una reunión familiar donde celebrábamos el 40 aniversario de bodas de mis padres. En aquella sala, todos hablaban con nostalgia de su juventud, pero no de la guerra. Nunca romantizaron el conflicto. De entre todos los presentes, algunos habían perdido a alguien, otros dos fueron hechos prisioneros e incluso uno de mis tíos sufrió graves heridas durante el Desembarco de Normandía. Más adelante, decidí realizar mi tesis sobre la resistencia francesa y entonces descubrí las diferentes facciones existentes. Unos bandos que, en ocasiones, se odiaron entre ellos. Y aquello me hizo reflexionar sobre sus diferentes caras: unos lucharon con armas, otros colgaron pasquines, otros informaron…etc. Fue entonces cuando quise escribir sobre todos aquellos que caminaron sobre la cuerda floja. En ocasiones de forma voluntaria, pero en otras arrastrados por las circunstancias. Una vez leí que un 3% de la población militó en la resistencia y que otro 3% colaboró con los nazis. Todos ellos de forma activa. Entonces, ¿Cómo lo vivió el 94% restante? La mayoría intentó sobrevivir, pero otros, como por ejemplo los policías, tuvieron que realizar su labor. No en vano, fueron utilizados por los nazis para realizar su trabajo sucio.

Chris Lloyd

 

Requiem por París es una novela negra ambientada en la época de la ocupación nazi. ¿Crees que género negro y Segunda Guerra Mundial maridan bien o has necesitado algún ajuste adicional?

Creo que sí. El género negro es una herramienta muy poderosa para explorar la condición humana. Permite al autor exponer los comportamientos más bajos del hombre. Te aporta un mundo sórdido, con unos parámetros compatibles con la historia de la ocupación. La Segunda Guerra Mundial es uno de los momentos más oscuros del siglo XX. Maridar novela negra con el marco aportado por el conflicto es compatible cien por cien.

¿Por qué Paris?

Tuve claro desde el principio que quería una ciudad donde los alemanes hubieran instalado sus estructuras, instituciones y órganos de poder. No podía ser un pueblo o una localidad pequeña. Paris era perfecta, porque Hitler tenía planes grandiosos para ella. Exploré otras ciudades, como por ejemplo Amsterdam, pero durante la fase de documentación me di cuenta que existía mucha información sobre la ocupación nazi en París. Los Archivos Nacionales franceses rebosan de información y, por consiguiente, es más fácil investigar determinados hechos. Además, la ciudadno fue bombardeada, por lo que paseas por el centro y ves lo mismo que vería Eddie, mi personaje. Aquello me facilitó pulsar el ambiente y situar la acción sobre sus calles.

¿Cómo ha sido el proceso de documentación?

Muy arduo. En primer lugar has de entrar en la piel de tu personaje. Para eso escuchaba música, leía libros y prensa contemporánea, veía películas de época, compraba fotografías y postales con vistas de París…etc. Todo ello para conocer la vida cotidiana de las personas con las que podía interactuar mi detective, Eddie Giral. Hace tiempo conocí a un par de resistentes pero, por desgracia, es una generación de la que nos quedan pocos testimonios a los que entrevistar. En el caso de estas dos personas, conocerlas me ayudó a ver que hay héroes muy diferentes a los que nos muestran las películas de Hollywood. Este fue un paso muy importante para modular el carácter de Eddie, mi protagonista. Tiene sus fallos, como cualquiera de nosotros, pero también su propia escala de valores.

El libro está lleno de pequeños detalles. En una ocasión, una mujer quiso compartirme un recuerdo grabado a fuego en su memoria: el hambre y las largas colas para conseguir alimentos durante la ocupación parisina. También datos meteorológicos recopilados de institutos estadísticos. Hay determinados momentos, por ejemplo, en que mi protagonista pasa calor, o sufre una lluvia torrencial. Esto pasó el 11 de noviembre de 1940, cuando los soldados alemanes cargaron por primera vez contra los estudiantes franceses. Aquel día cayó una tromba de agua, y esto me ayudó a situar la escena. Te pondré otro ejemplo: Justo un mes antes, en octubre del 40, los alemanes prohibieron fabricar zapatos con suela de cuero. Este material, destinado al esfuerzo de guerra, fue sustituido por la madera. Claro, imagínate una escena nocturna, con Eddie escuchando el sonido de las pisadas resonando en un pequeño callejón. Como puedes ver, conocer estos datos, ayuda mucho.

Portada de Réquiem por París

 

¿Cómo es el Eddie de Réquiem por París? ¿Es la misma persona que en Los Olvidados, tu anterior novela, o ha madurado como los buenos vinos?

Ja,ja,ja madurar no sé si ha madurado mucho, pero cambiar, sí que ha cambiado. Se da cuenta de que tiene que ser más más astuto al relacionarse tanto con los alemanes como con las autoridades locales. Este hecho es importante porque en Eddie se refleja la historia de la ocupación. Sus reacciones marcan los sucesos escogidos y según se endurezca la ocupación, modificará su manera de hacer las cosas. Por otro lado, la aparición de su hijo supone un revulsivo. Ahora tiene alguien por quien merece la pena sobrevivir, lo cual, para él, no deja de ser una vulnerabilidad.

Eddie mantiene un complicado equilibrio entre su concepto de justicia y el aportado por los alemanes. ¿Cómo lo consigue?

Tiene que escoger sus batallas porque se dará cuenta de que no todas valen la pena. Algunas tienen todos los números de acabar en tragedia y son estas las que no merecen ser libradas. En su lugar, debe buscar una alternativa válida para seguir adelante.

Háblanos un poco sobre Henri Lafont, un personaje histórico que encarna este espíritu de supervivencia en el que todo vale para intentar salvarse

Lafont llegó a tener un poder enorme. Utilizado por los alemanes, recibió su placa como miembro de la Gestapo. Es un personaje amoral, cruel y horripilante que aparece y desaparece a lo largo de la trama. Al finalizar la guerra, poco antes de fusilarlo le preguntaron el motivo de trabajar para los ocupantes y él respondió que los alemanes fueron los primeros que se interesaron por él. Si lo hubiese hecho la Resistencia, habría luchado entre sus filas. Es lo paradójico del tema. Según en qué bando andas, tu historia acaba mejor o peor de lo esperado.

El escritor junto a su última obra

 

Para terminar, ¿crees que la fractura social provocada por la ocupación se ha superado?

No. La ocupación no solo invadió el territorio sino que fracturó a la sociedad. Separó a amigos, conocidos y familiares. Mucha gente pagó el precio por colaborar con el enemigo. Al finalizar la guerra se taparon muchas cosas. Historias que salen a la luz hoy en día, como por ejemplo la actuación policial. Cuesta mucho tirar de la manta. Mira, hace unos diez años, observé cómo los habitantes de un pequeño pueblo francés ignoraban a una mujer. Nadie le hablaba. Ni tan siquiera la miraban. Pregunté intrigado y me dijeron que su familia colaboró durante la ocupación nazi. Entonces pensé ¡Pero si esta mujer debía ser una cría! ¿Por qué paga las acciones de sus antepasados? Está claro que quedan secuelas aunque supongo que disminuirán hasta desaparecer del todo. Para la gente joven, estos hechos quedan bastante alejados en el tiempo.

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