Espías en acción (2): El visor Norden

Carl L. Norden fue un inventor que desarrolló en la década de 1920 un visor de precisión que permitía la acción de los bombarderos desde gran altitud. Era una pieza única que se convirtió en secreto de estado para el ejército americano, quienes tenían una gran ventaja frente a sus oponentes. Los alemanes fueron conocedores de este invento y trataron de conseguir uno para poder copiarlo con la intención de instalarlo en sus aviones. No fue hasta 1937 cuando pudieron conseguir una copia de los planos del dispositivo, facilitados por un trabajador de la empresa llamado Hermann Lang. Lang era un alemán (algunas fuentes indican que en aquel momento tenía nacionalidad americana y otras que no) que residía en el barrio de Queens (New York). Su trabajo de inspector de montaje en una planta que tenía la empresa Norden en Manhattan le permitió estar en contacto con el visor y los planos de montaje del mismo. Ni corto ni perezoso, en cuanto tuvo ocasión, copió alguno de estos planos y los hizo llegar por correo a los servicios secretos alemanes en el mes de septiembre de aquel mismo año. Dentro del sobre se encontró una nota en la que indicaba que quería establecer contacto con personal alemán para explicar la utilidad de aquellos planos y se ofrecía para seguir cooperando.

Hermann Lang

Fuente de la fotografía: imagesinhistory.com

Nikolaus Ritter, responsable del Abwehr en Hamburgo se puso manos a la obra y zarpó en el mes de octubre hacia Nueva York en un barco llamado Bremen. Allí se alojó en el hotel Taft y contactó con Lang, quien le explicó de qué forma había conseguido acceso a los planos y cómo se estaba desarrollando el visor: Al parecer, el dispositivo se fabricaba en diferentes empresas para que nadie conociera la totalidad del proyecto. Hermann era el encargado de repartir los planos a los diferentes equipos para que pudiesen trabajar durante el día. De noche los recogía y se guardaban en una caja fuerte de la empresa. Era entonces cuando se los llevaba a su casa, y mientras su familia dormía, él aprovechaba para realizar una copia de los mismos calcándolos sobre la mesa de su cocina. Pero había un problema: No disponía de todos los dibujos que componían el rompecabezas del visor, aunque no dudaba que los ingenieros alemanes serían capaces de encontrar la solución a partir de los bocetos que les facilitaba. Tras regresar de nuevo a Alemania (los planos tuvieron que ser escondidos dentro de un paraguas para poder pasar el control de aduanas debido a su tamaño, y lo que es más delirante, como el día en cuestión era bastante caluroso, el espía tuvo que fingir que estaba cojo y utilizaba el paraguas para poder caminar), los ingenieros trataron de construir un visor, pero éste no funcionaba. Entonces, Ritter le pagó la suma de 10.000 marcos a Lang para que viajara a Alemania y ayudase a despejar unas cuantas dudas.

Visor Norden

Fuente de la fotografía: stocktonfieldmuseum.org

Estuvo una semana durante la cual ayudó a los ingenieros alemanes en el diseño y fue incluso recibido por Hermann Göring. En 1945, cuando el Ejército de Patton avanzó por los Alpes, encontraron una fábrica secreta en donde se estaba produciendo un visor a gran escala. La sorpresa que se llevaron los servicios de inteligencia americanos fue que al compararlo con su visor, eran idénticos el uno del otro.

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