Hoy entrevistamos a Jesús Hernández Martínez

Hoy compartimos con vosotros la entrevista que hemos realizado al historiador, escritor y periodista Jesús Hernández Martínez. Jesús ha escrito el libro «Eso no estaba en mi libro de la Segunda Guerra Mundial«, una recopilación sobre datos curiosos y poco conocidos acontecidos durante la Segunda Guerra Mundial y que en esta ocasión publica de la mano de Editorial Almuzara. Al final de esta entrevista os explicamos cómo podéis participar en el sorteo de un ejemplar que vamos a realizar entre todos nuestros lectores.

Jesús Hernández (Barcelona, 1966). Licenciado en Historia Contemporánea y en Ciencias de la Información, es periodista, asesor editorial, crítico literario y colaborador habitual en publicaciones especializadas como La Aventura de la Historia, Clío o Muy Historia. Ha participado como asesor histórico en varios documentales. Sus obras de divulgación histórica se editan en una veintena de países y han sido traducidas a una docena de idiomas, incluyendo el chino, el lituano o el islandés. Entre los veintiún títulos que ha publicado, destacan: Las cien mejores anécdotas de la Segunda Guerra Mundial, Hechos insólitos de la Segunda Guerra Mundial, Enigmas y misterios de la Segunda Guerra Mundial, Todo lo que debe saber sobre la Primera Guerra Mundial, Norte contra Sur, Operación Valkiria, Todo lo que debe saber sobre la Segunda Guerra Mundial, El Reich de los Mil Años, Breve Historia de Hitler, Bestias nazis. Los verdugos de las SS, Pequeñas grandes historias de la Segunda Guerra Mundial o ¡Japón ganó la guerra!

Estamos seguros que a lo largo de todos estos años te habrán preguntado muchas veces de dónde viene tu interés por la Segunda Guerra Mundial, pero nos gustaría saberlo de primera mano. ¿Hubo algún hecho en concreto que te influyó para adentrarte en este mundo?

A un compañero de clase en 7º de EGB le gustaba la Segunda Guerra Mundial y hacía maquetas de tanques. Eso despertó de inmediato mi interés y, a partir de ahí, me hice una colección de fascículos, comencé a hacer maquetas de tanques y aviones, vi la serie documental de TV El mundo en guerra, me leí las novelas de Sven Hassel… Me temo que buena parte de los que comparten esta pasión y son de mi generación siguieron una trayectoria similar.

Desde tu primer título “Las cien mejores anécdotas de la Segunda Guerra Mundial” ha llovido un poco. Con un total de más de 20 libros publicados (varios de ellos traducidos a una docena de idiomas) te has convertido en un referente indiscutible para todo aquel que quiere acercarse a la contienda, pero estamos seguros que tú también tienes tus autores favoritos.¿Cuáles son tus referentes?

Me gusta mucho Max Hastings, tengo todos sus libros. Me gusta su manera de tratar la historia, buscando episodios y perspectivas poco tratadas por los demás historiadores, siempre se descubren cosas nuevas en sus libros. John Toland también me parece destacable, con un tratamiento más periodístico, que tendría similitudes con mi estilo. En la cima pondría a Rick Atkinson, su trilogía sobre las campañas del ejército norteamericano en Africa y Europa es absolutamente espectacular, la recomiendo. También quiero destacar la excelente hornada de autores españoles que han decidido atreverse con un tema como el que nos ocupa, que hasta no hace mucho parecía coto exclusivo de los autores extranjeros.

Debo decirte que una de las obras que más he disfrutado, tanto por lo insólito de su temática como por el enorme trabajo de investigación que hay detrás de ella, es “¡Japón ganó la guerra!”. ¿Cómo llegó hasta tus manos esta historia y qué te decidió a escribirla?

Descubrí esa increíble historia por casualidad, la de una parte de la colonia de inmigrantes japoneses en Brasil que, una vez acabada la contienda, no sólo estaban convencidos de que Japón no había sido derrotado, sino que había ganado la guerra. Eso podía haber sido una anécdota, si no fuera porque formaron un grupo terrorista que se dedicó a acosar y asesinar a los miembros de su comunidad que no se creían ese dislate. Viajé a Sao Paulo para documentarme y allí conocí también la interesantísima historia de la inmigración nipona en Brasil. Con todo ello confeccioné ese libro del que estoy especialmente satisfecho, ya que es la única obra en español que ha tratado este tema.

El título de tu última obra “Eso no estaba en mi libro de la Segunda Guerra Mundial” es toda una declaración de intenciones. ¿Crees que queda mucha temática desconocida para el gran público?

Como lector, he de reconocer que ese título me crearía desconfianza, ya que estamos acostumbrados a libros que prometen historias “desconocidas” que en realidad suelen ser ya muy conocidas… Por tanto, he hecho un esfuerzo para ofrecer historias que realmente sorprendan al lector y creo que, por las opiniones favorables que me van llegando, lo he conseguido. Y sí, quedan muchos capítulos por tratar, la guerra generó infinidad de hechos muy relevantes, que todavía esperan ser explicados en detalle, y en mi libro trato de algunos de ellos. Así pues, el lector tiene mi garantía personal de que buena parte de los episodios que narro en mi obra le van a sorprender.

Si te parece bien, vamos a hacerte un par de preguntas sobre ella. Una de las historias que más me ha impresionado es la de los judíos pertenecientes a la Gestapo. ¿Cómo fue posible?

En el tema del Holocausto, para todos está clara la diferencia entre verdugos y víctimas. Sin embargo, en mi libro me adentro en lo que yo llamo una “zona gris”, en la que hubo judíos que se aprovecharon de la situación en beneficio propio, no tanto como estrategia de supervivencia, lo que sería comprensible, sino para enriquecerse robando y extorsionando a los otros judíos, formando en algún caso auténticas bandas de gánsters. Esos judíos sin escrúpulos que colaboraron de manera entusiasta con los nazis, de quienes obtenían protección, ¿se les puede calificar también de víctimas? Tengo que reconocer que escribir ese capítulo me dejó con más dudas que certezas.

Por otro lado, también tenemos a los ciudadanos alemanes deportados de Polonia tras el final de la guerra. ¿Cómo fue este proceso y cuáles fueron sus consecuencias?

Ese es otro asunto en el que los historiadores no suelen entrar, quizás por temor a ser identificados con posturas revisionistas. Pudieron ser unos once millones de alemanes los que fueron expulsados de las tierras en las que habían vivido durante generaciones. Se cree que pudo morir medio millón de personas en esa deportación, debido al frío, el hambre y el agotamiento, pero todos pasan de puntillas por ese vergonzoso episodio. Está claro que los alemanes sometieron a los polacos a un draconiano régimen de ocupación que sembró mucho odio, pero no por ello debe pasarse por alto el sufrimiento de la población civil germana expulsada.

Uno de los temas más molestos para los aliados fueron las bajas producidas por “fuego amigo”, es decir, por ellos mismos al confundir a sus propias tropas con el enemigo. ¿Se dieron muchos de estos episodios durante la Segunda Guerra Mundial?

Documentándome para ese capítulo, me quedé sorprendido por la enorme cantidad de casos de fuego amigo en el que incurrieron los Aliados. Pero no sólo en el fragor de la batalla, sino, lo que es más triste, en el caso de prisioneros de guerra aliados que fueron víctimas de los ataques de sus compatriotas por error. También es destacable, por ejemplo, la gran cantidad de civiles franceses muertos en los bombardeos aliados destinados a destruir las infraestructuras que servían a los alemanes. Aunque resulte increíble, murieron más franceses por bombas aliadas que ingleses por bombas alemanas; sin embargo, también se ha corrido un tupido velo sobre esa tragedia.

¿Nos podrías dar un par de ejemplos de artículos cotidianos que utilizamos habitualmente y que tienen su origen en la Segunda Guerra Mundial?

Por ejemplo, los populares ganchitos. Los norteamericanos crearon el queso deshidratado para abastecer a sus tropas. Cuando acabó la guerra, se encontraron con que tenían montañas de ese queso, así que, para darle salida, lo vendieron a bajo precio a una empresa, a la que se le ocurrió utilizarlo para producir aperitivos de maíz frito, a los que se les añadía ese queso en polvo. Otro artículo fue el papel de aluminio; cuando acabó la guerra, toneladas de aluminio procedente de los aviones fueron vendidas a una empresa del sector, que decidió fabricar finas láminas con él, para envolver alimentos. En mi libro indico otros artículos de uso común que tienen también su origen en la Segunda Guerra Mundial, como el papel film o el zumo de naranja concentrado.

Como podemos ver, un libro lleno de historias que atrapa al lector desde el primer capítulo. Desde aquí te deseamos un gran éxito con tu nueva obra a la vez que te agradecemos cedernos un ejemplar para sortearlo entre nuestros lectores. ¿Cómo conseguirlo?. Muy fácil, lo único que te pedimos es que seas seguidor de cualquiera de nuestras redes sociales y que envíes un correo a la dirección sorteohsgm1@gmail.com con el asunto “sorteo Eso no estaba”. Tenéis de tiempo hasta el próximo 13 de abril, día en que celebraremos el sorteo y publicaremos el nombre del ganador en nuestra página de facebook y en nuestra cuenta de Twitter. ¡Suerte a todos!

2 comentarios en «Hoy entrevistamos a Jesús Hernández Martínez»

  • el abril 7, 2018 a las 11:15 am
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    Siempre es de agradecer un nuevo libro de Jesús Hernández. Parece que todos los nacidos a mediados de los años 60 y que fuimos abducidos por la IIGM experimentamos un camino parecido (maquetas de Tamiya, la enciclopedia de Sarpe de la IIGM, las novelas de Sven Hassel…) En fin, yo a este proceso lo llamo el origen de la infección.
    No dudo de que disfrutaremos con su lectura.
    saludos cordiales

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    • el abril 7, 2018 a las 3:37 pm
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      Jesús es uno de los grandes y todo un referente en el mundo SGM. Seguro que su lectura no te deja indiferente. Suerte para el sorteo

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